[Crítica] «The Wasp» (2024), con Naomie Harris y Natalie Dormer


¿Qué tanto nos pueden afectar los eventos traumáticos de la infancia? ¿Y cómo estos pueden informar las relaciones que comenzamos a mantener en la adultez? Estas son algunas de las preguntas que The Wasp, de Guillem Morales, nos plantea, a través de una narrativa llena de giros inesperados y excelentes actuaciones. Lo que tenemos aquí es un thriller sólido y robusto, que sin perder demasiado tiempo nos adentra en un mundo aparentemente común y corriente, pero que gradualmente vemos está lleno de secretos. Dichos secretos, la mayoría relacionados al pasado de nuestra protagonista, son los que terminan teniendo terribles consecuencias en el presente.

Naomie Harris (de las películas de James Bond con Daniel Craig) interpreta a Heather, una mujer aparentemente normal que vive en Londres con su esposo, Simon (Dominic Allburn). Lo que parece ser un matrimonio normal, sin embargo, demuestra ser algo mucho más problemático. Simon casi no para en la casa, llegando a tarde después de reuniones de trabajo, y Heather se obsesiona con las avispas que parecen vivir en el interior del techo de su cocina, un problema claramente grave del que se supone su esposo debería ocuparse, pero sobre el que no ha hecho nada.

The Wasp

Es así que Heather decide reconectar con una vieja amiga de la infancia llamada Carla (Natalie Dormer), quien trabaja como cajera en un supermercado, tiene cuatro hijos, está embarazada y emparejada con un bueno para nada. Aprovechándose de su situación, Heather le hace una tentadora propuesta: recordando lo violenta que era Carla en el colegio, le ofrece setenta mil libras para que mate a Simon. Inicialmente, Carla no acepta, pero el dinero termina siendo demasiado tentador, lo cual la lleva a interactuar con Heather, quien gradualmente le hace recordar los viejos (y no tan buenos) tiempos. Y es a través de esas conversaciones que nuestra protagonista demuestra tener más en mente que un simple asesinato.

The Wasp está basada en una obra de teatro del mismo nombre, y por momentos, se nota. No tanto por alguna limitación narrativa o de duración, sino más bien por la forma en que se lleva a cabo el tercer acto, sin mayores variaciones de locación (aparte de unos flashbacks muy bien colocados). Pero felizmente, el guionista Morgan Lloyd Malcolm ha hecho un buen trabajo de adaptación, aprovechando el medio audiovisual, abriendo los espacios en los que se encuentran los personajes durante los primeros dos actos, y haciendo uso de las locaciones reales en las que Morales pudo filmar. Por ende, The Wasp se termina sintiendo como una historia muy enfocada en sus personajes, pero también en sus entornos; en las realidades en las que viven, y en sus claras diferencias.

Además, la película termina cautivando debido a cómo va presentando diferentes giros narrativos, la mayoría inesperados. No quiero incluir spoilers, así que solo diré que por lo menos un par de sorpresas realmente me dejaron en shock, cambiando la forma en que percibía a los personajes —especialmente el de Heather—, y sus intenciones. En todo caso, sí se puede decir que la película termina sintiéndose como más que una simple historia de mujeres despechadas. Es una película sobre el pasado y el presente; sobre honestidad y mentiras, sobre diferencias sociales y violencia, y sobre bien construidos planes de venganza. Al inicio, por lo menos un personaje se puede sentir algo caricaturesco, pero mientras la película avanza, lo vamos entendiendo; tanto a través de su actuar, como de los ya mencionados flashbacks que nos aclaran muchas cosas.

¿Y qué hay de las avispas? Pues en cierta escena, Heather explica que hay una en particular que se dedica a cazar tarántulas, chupándoles la energía y utilizándolas casi como marionetas. Es una metáfora sencilla pero efectiva, en la que Heather termina siendo la avispa, y Carla la tarántula. Heather porque inicialmente parece ser mucho más inocente de lo que verdaderamente es, y porque, de varias maneras, termina utilizando a Carla, y Carla porque, como una tarántula, es intimidante y peligrosa, pero no más violenta, al menos en el presente, que una avispa. Es un recurso que quizás resulta más efectivo en el teatro, pero que igual ayuda a que uno se quede con pocas dudas luego de ver la versión fílmica.

Ayuda, por supuesto, que las actuaciones sean todas excelentes. Al ser una historia enfocada en dos personajes en particular, son Naomie Harris y Natalie Dormer las que cargan con la película sobre sus espaldas, y lo hacen sin mayores problemas. La primera interpreta a Heather como una víctima que se ha cansado de los abusos, y que planea utilizar a sus bullies para cobrar venganza; para hacerles entender lo que ella siempre sintió y sufrió. Y la segunda está casi irreconocible como Carla, una mujer de infancia complicada y adultez deprimente, que tiene que arreglárselas de diferentes maneras para conseguir dinero y seguir adelante. Uno nunca justifica las acciones de Carla (especialmente en los flashbacks), pero sí las entiende.

The Wasp terminó siendo una grata sorpresa; un thriller británico (de un director catalán) del que sabía poco o nada, pero que me terminó encantando gracias a su eficiente guion, excelentes actuaciones, constantes sorpresas, y temas intrigantes. A pesar de su fuente de inspiración, nunca se siente como “teatro filmado”, y más bien aprovecha bien diferentes espacios (incluyendo, por supuesto, la casa de Heather y Simon) para decirnos mucho sobre los personajes y los contextos en los que viven. Y al no durar más de 90 minutos, no desperdicia un solo segundo, moviéndose con soltura pero sin sentirse apresurada. Este es de los mejores thrillers que pueden ver este año; solo espero que llegue a estar disponible pronto en alguna plataforma de streaming, para que llegue a un público más amplio.

Nota: vi The Wasp gracias a un screener provisto por Obscured Pictures.

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