Escrita y dirigida por Jon Watts (Spider-Man: sin camino a casa), Lobos es un thriller criminal con toques cómicos que no está del todo mal, pero que a la vez se siente pudo haber sido mejor de lo que terminó resultando. Especialmente considerando a su talentoso reparto (George Clooney, Brad Pitt, Amy Ryan), la película se desarrolla como una experiencia ligeramente decepcionante, que nunca llega a ser ni particularmente graciosa o emocionante. Esa falta de ambición; de intensidad dramática o de estilo hace que la película funcione como entretenimiento puro, pero no como una producción que podría estar a la altura de las mejores películas protagonizadas por sus famosísimos actores principales.
Eso sí, vale la pena destacar que Lobos no demora demasiado en arrancar. Al comenzar la película, vemos como la fiscal de distrito Margaret (Amy Ryan) trata de resolver el problema en el que se encuentra: está en una suite de hotel junto al cadáver ensangrentado de un chico más joven que ella. Todo lo que quiere la mujer es borrar el incidente, por lo que llama a un Misterioso Hombre (George Clooney), especializado en “resolver problemas”. Parece que todo saldrá bien, hasta que de pronto aparece otro hombre (Brad Pitt), que también ha llegado para deshacerse del cadáver.
Resulta que este último fue enviado por la dueña del hotel (a quien nunca vemos), quien también está interesada en resolver el problema. Consciente de que se encuentran en una situación extraña, la dueña del hotel le ordena a su hombre trabajar junto al otro ‘fixer‘ para que las cosas salgan bien. Es así que ambos “solucionadores” mandan a la fiscal a su casa, y comienzan a trabajar en equipo para llevarse el cuerpo del hotel. Pero cuando por fin las cosas parecen estar saliendo bien, sucede algo inesperado: el cadáver se levanta. Resulta que el chico (Austin Abrams) no está muerto, y se ha involucrado con unos albaneses particularmente peligrosos. Dependerá de los dos hombres, entonces, que dicha mafia no se entere de lo que ha pasado, y de mantener al chico con vida.
El comienzo de Lobos promete bastante; se trata de una secuencia expertamente editada en la que, poco a poco, nos vamos enterando del mundo en el que se lleva a cabo la historia. Vemos como la Margaret de Amy Ryan va reaccionando a las decisiones del primer hombre y luego del segundo, y vamos viendo como estos se ven obligados a trabajar juntos para sacar un (supuesto) cadáver de un hotel cinco estrellas. Es aquí donde parece que la película se desarrollará como una historia medianamente seria, enfocada en las personas que viven en las sombras, obligadas a realizar trabajos sucios para gente de mucho poder y privilegio. El que sean interpretadas por Clooney y Pitt es como la cereza encima del pastel.
No obstante, el resto de Lobos no va de acuerdo a lo que se ve durante sus primeros quince minutos. La película no parece estar muy segura del tono que quiere manejar, lo cual no le deja muy en claro al espectador si debería reírse o no de lo que está pasando en pantalla. Por momentos, nos entrega momentos claramente absurdos, como cuando el Chico se despierta por primera vez y se escapa en calzoncillos, corriendo como maratonista, obligando a los dos “solucionadores” a perseguirlo. Pero en otros, se toma muy en serio a sí misma, centrándose en las actuaciones bastante sutiles de Clooney y Pitt, y obligándonos, hasta cierto punto, a empatizar con estos tipos solitarios y llenos de arrepentimientos.
Por ende, Lobos nunca llega a obtener una identidad propia. No es lo suficientemente graciosa como para que se pueda considerar como una comedia exitosa, pero tampoco es lo suficientemente seria como para que funcione como un thriller emocionante. Sí, un par de momentos me hicieron soltar risitas, y sí, el clímax de la historia es de lo más tenso que la película tiene para ofrecer. ¿Pero lo demás? Pues generalmente involucra a Clooney y Pitt siguiendo pistas, cuidando del Chico, involucrándose con gente como la Doctora (Poorna Jagannathan), o escapando de los mafiosos albaneses. Estos últimos, de hecho, son un gran ejemplo del problema de identidad con el que cuenta el film. Mientras que sus protagonistas son interpretados y caracterizados de forma seria y parca, los albaneses son como caricaturas que muy bien podrían haber aparecido en alguna de las primeras películas de Guy Ritchie.
Ahora, si Lobos funciona hasta cierto punto, es en gran parte gracias a sus protagonistas. Clooney y Pitt manejan una química palpable, la cual ayuda a que uno se crea su rutina de “pareja dispareja” desde el primer segundo. El primero interpreta a su “solucionador” como un hombre cansado, de mucha experiencia y poca paciencia, mientras que el segundo nos otorga una actuación relajada, hasta cierto punto similar a lo que hizo en las películas de la serie Ocean. Aparte de ellos, destacan Austin Abrams como el Chico, y el gran Richard Kind en lo que no se puede considerar como más que un cameo.
Lobos es una película perfecta para streaming: digerible, relativamente breve y poco compleja. El estilo visual de Watts y su director de fotografía Larkin Seiple es mucho más interesante que el de cualquiera de sus películas de Spider-Man, haciendo uso de sombras marcadas, calles vacías y frías y movimientos suaves y precisos de cámara. Y el diálogo es frecuentemente astuto, haciendo que el espectador no se ría a carcajadas, pero sí que aprecie lo curiosas que son las interacciones entre ambos matones. En pocas palabras, Lobos no hace nada que no hayamos visto antes —de hecho, termina siendo bastante previsible—, pero está lo suficientemente bien hecha como para que no frustre ni aburra. Nuevamente, esperaba más de Clooney, Pitt, Ryan y Watts, pero tampoco es que el resultado final sea horrible.
Nota: vi Lobos gracias a un screener proporcionado por Apple.
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