Este es uno de los documentales más impactantes que he visto recientemente. Ha sido realizado por la artista visual y cineasta peruana Mabel Valdiviezo y explora temas de migración, género y reconstitución familiar. La historia es personal: Mabel misma migra a Estados Unidos a inicios de los años 90, específicamente a San Francisco, y durante 16 años no tiene contacto con su familia en Lima. El documental aborda su retorno a Perú y su intento de recomponer relaciones, reencontrarse con su pasado y buscar la reconciliación familiar y consigo misma.
Como en muchas historias de migrantes indocumentados, la salida de Perú se explica por la falta de oportunidades, la pobreza y la violencia extrema que asolaba el país en esa época. Sin embargo, el documental también muestra las caídas emocionales, sus consecuencias y los desafíos que Valdiviezo enfrentó en Estados Unidos, quizá un aspecto menos recogido en el relato migrante. La historia es de doble vía: la separación dolorosa de su familia y, a la vez, los obstáculos y experiencias difíciles –por épocas, terrible– que vivió en el extranjero antes de formar su propia familia y vida independiente en el extranjero.
Mabel proviene de una familia de origen, a su vez migrante, trasladada de Otuzco (en la sierra norte del Perú) a Lima, la capital; donde creció en barrios urbano-marginales, un contexto de miseria y pobreza. Durante su juventud, se radicalizó participando del movimiento subterráneo, un colectivo contestatario y rockero que estalló en Lima durante las décadas de los 80 y 90. Aunque el movimiento tenía un espíritu rebelde, Valdiviezo experimentó en él discriminación y machismo, lo que añade otra capa de conflicto en su historia.
La obra incorpora imágenes del escenario político peruano de su infancia y juventud, desde el gobierno militar de los años 70 hasta el fujimorismo de los 90; asimismo, de la movida punk limeña, incluyendo sensibles reencuentros con artistas de la época. De igual forma que sus actividades sobre tablas en San Francisco, junto a trabajos gráficos y artísticos en el país del norte.
El documental se vuelve aún más crudo y valiente cuando ella revela las dificultades y abusos laborales que soportó en Estados Unidos. La radicalización de Mabel, sin embargo, no debe entenderse de manera negativa: su objetivo siempre fue llegar a la raíz de los problemas, cuestionar las causas de fondo de la realidad que le tocó vivir. De allí la sincera crudeza de sus diálogos con su familia y especialmente con sus padres.
En su viaje de retorno a Perú, Mabel se enfrenta también a sus raíces en Otuzco, un acto simbólico de limpieza y liberación de las cargas emocionales acumuladas. Tras hacer duras confesiones a su familia y pareciera haber alcanzado una estabilidad emocional y familiar, surgen problemas de salud graves, un tema que también se explora en la obra; constituyendo una fuerte dosis de tensión adicional.
Como relativa compensación, el documental presenta un recurso visual relevante: el uso de fotografías y pinturas intervenidas por Mabel. Las imágenes familiares en blanco y negro se transforman con colores y trazos que sugieren el quiebre con el pasado. En ciertas escenas, por ejemplo, el rostro del padre permanece en blanco y negro mientras otras caras adquieren color, lo cual evoca sutiles significados sobre las relaciones familiares y su evolución. En otros, los estallidos de color ilustran la gradual liberación de los traumas profundos vividos por la protagonista. Esta intervención visual aporta un plano de significación adicional, suavizando las aristas más duras de la historia sin restarle intensidad.
Finalmente, la reconciliación de Mabel no es solo emocional y familiar, sino también profesional. Su madre, ya mayor, descubre una forma de independencia al dedicarse ella también a la pintura y venderlas en el Mercado Central de Lima. Este aspecto le da un cierre emotivo a la obra, que va más allá de la reconciliación familiar y representa una renovación para toda la familia.
A la vez, este componente estilístico es también un plano de sentido por sí mismo; no son meros adornos visuales, sino que reflejan la integración de lo personal con lo profesional, añadiendo un componente de creatividad tanto a nivel de la forma como del contenido de esta hermosa obra. Hija pródiga (Prodigal Daughter, 2024) es uno de los documentales más potentes que he visto en mucho tiempo.
Estreno en Perú: 10 de noviembre de 2024, en la 10 Semana del Cine Ulima.
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