Festival de Sundance: «Two Women» (2025), el poder del placer femenino


Basada en la película quebequesa del mismo título Deux femmes en or (1970), Two Women, de Chloé Robichaud, es una divertida exploración de la sexualidad femenina, la monogamia, las relaciones de parejas, los engaños, las mentiras y los enredos familiares. Centrándose en las consecuencias de la desintegración de dos relaciones muy similares —una un matrimonio, la otra un noviazgo—, el filme canadiense plantea preguntas fascinantes y logra responder algunas de forma igual de interesante, y otras de manera algo simplista. El resultado final, aunque imperfecto, logra convencer gracias a sus excelentes actuaciones centrales y la inherente sensualidad del material.

Two Women se lleva a cabo en un condominio de departamentos ecoamigable, en el que viven las dos parejas que protagonizan la historia. Al comenzar la película, vemos como Violette (Laurence Lebeouf) no puede parar de escuchar ruidos de cuervo, los cuales eventualmente decide son, en realidad, los sonidos emitidos por sus vecinos teniendo sexo furioso. Pero cuando decide hablar con dicha vecina, Florence (Karine Gonthier-Hyndman) esta la dice que hace más de cinco años que no tiene sexo con su esposo, David (Mani Soleymanlou). Resulta que ella sufre de depresión, y los antidepresivos le disminuyen la libido.

Pero es precisamente cuando Florence decide dejar de tomar las pastillas que su libido regresa. Y cuando David no responde a sus “llamados”, la frustrada madre de familia decide meterse en toda una aventura sexual: primero decide tener sexo con el hombre que viene a instalarle el servicio de cable, y luego comienza a llamar a toda suerte de profesionales —plomeros, limpiadores— para acostarse con ellos (y hasta ellas). Inspirada en su vecina, y frustrada por tener un marido que nunca está en casa (Benoit, interpretado por Félix Moati), Violette termina haciendo lo mismo con un exterminador de plagas que llama a su casa. Pero eventualmente las dos mujeres se dan cuenta de que sus hazañas sexuales traen consigo ciertas consecuencias, más allá de que sus maridos estén cometiendo sus propios errores.

Lo interesante de Two Women es que, por más de que empatice enormemente con sus protagonistas femeninas, nunca parece ponerse al cien por ciento de su lado. Sí, uno entiende perfectamente cómo es que llegaron a las situaciones por las que están pasando, pero eso no quiere decir que estén haciendo lo correcto, necesariamente. Puede que explorar su sexualidad y desahogarse sexualmente con hombres desconocidos sea exactamente lo que necesitan hacer en ese momento en sus vidas, pero eso no quiere decir que sus acciones no traigan consigo consecuencias. La película, por ende, se divierte con sus personajes, pero igual deja en claro que eventualmente tendrán que lidiar con lo que están haciendo, y el efecto que sus actos pueden tener en sus familias.

Lo cual no quiere decir, por supuesto, que Two Women sea una experiencia del todo seria. De hecho, lo que tenemos acá es una farsa bastante absurda, llena de enredos, diálogos de doble sentido, personajes que no se entienden los unos con los otros, y situaciones que parecen haber sido sacadas de una película softcore para Cinemax (después de todo, el tener sexo con un plomero es prácticamente un cliché milenario de la pornografía). Las escenas de sexo, por ejemplo, son frecuentemente absurdas pero a la vez innegablemente eróticas, con a cámara de Robichaud enfocándose en la experiencia y el placer de las mujeres, quienes están utilizando a los hombres que llegan a su casa para su conveniencia.

De hecho, Two Women termina siendo una película sobre mujeres que usan a hombres para tener placer. No solo tenemos a Florence trayendo gente a la casa para follárselos y a Violette teniendo sexo con un exterminador, sino también a la amante de Benoit, Éli (Juliette Gariépy) diciéndole a este último que solo tiene sexo con él porque lo considera feo. No le es atractivo, pero es precisamente esa fealdad lo que la excita, por más de que no esté enamorada de él ni mucho menos. Los personajes masculinos que creen tener en control en realidad no lo tienen, y las mujeres que mucho han tenido que aguantar en casa encuentran una forma, aunque sea temporal, de divertirse y usar a los hombres para encontrar el placer.

De cierta forma, entonces, Two Women se puede considerar como una película feminista porque nos entrega personajes femeninos que hacen lo que usualmente los personajes masculinos hacen en el cine. No es venganza, necesariamente, pero casi como una demostración de que “las mujeres también se pueden divertir”, sin llegar a ignorar, como se dijo líneas arriba, que sus actos igual traen consigo consecuencias. La película es una farsa porque el conflicto dentro de las parejas nunca se torna demasiado grave ni serio (y bueno, porque es frecuentemente graciosa y absurda), pero a la vez, es un drama básicamente debido a cómo la historia concluye. El final es algo repentino y rápido, pero es coherente con todo por lo que Florence y Violette experimentan a lo largo de la cinta.

Puede que Two Women sufra de un ritmo algo irregular y tenga un final apresurado, pero al menos de las actuaciones no me puedo quejar. Tanto Karine Gonthier-Hyndman como Laurence Lebouef están espectaculares como Florence y Violette, respectivamente. La primera interpreta a su personaje como una mujer claramente frustrada y aburrida, que poco a poco va encontrando felicidad y emoción y aventura en la vida, empecinada en tener sexo con cuanto hombre pueda luego de un periodo de sequía francamente inaceptable. Lo que hace no es necesariamente “bueno”, pero el carisma de Gonthier-Hyndman y la forma en que su vida cotidiana es presentada ayuda a que uno empatice con ella. Y Leboeuf desarrolla a Violette como alguien un poco más tímida, que la está pasando mal en casa con su bebé, pero que gracias a su nueva amistad con Florence eventualmente encuentra una respuesta para sus problemas personales.

Chloé Robichaud y su directora de fotografía, Sara Mishara, tratan con cariño a sus personajes femeninos, frecuentemente bañándolas con luz cálida para que el espectador sienta que están viviendo en una permanente puesta de sol. Por otro lado, sus parejas son presentados con frecuencia en locaciones frías —el interior de bares, el patio del condominio cubierto de nieve, una piscina interior—, luciendo patéticos, lejanos. Ahora, los hombres en Two Women no son demonizados; de hecho, tanto David con Benoit son caracterizados de forma eficiente, como para que el espectador llegue a entender el razonamiento detrás de sus decisiones. Pero no se puede negar que la película favorece visualmente a las mujeres, lo cual ayuda a que sus discusiones básicas sobre la naturaleza de la monogamia suenen un poquito más racionales.

Two Women es un filme que, hasta cierto punto, se puede sentir algo anticuado. Después de todo, sus elementos farsescos no se sentirían fuera de lugar en una comedia de enredos de los años 60. Y aunque sí la considero como una producción feminista, vista desde el female gaze y muy interesada en la exploración sexual y placer femeninos, en términos generales, ni la narrativa ni el desarrollo de personajes nos dicen nada particularmente novedoso o profundo. No obstante, gracias a su tono absurdo y ligero, excelentes actuaciones, y sensuales y (a veces) graciosas escenas de sexo, la pasé bien con esta cinta. No es todos los días que logramos ver una comedia dramática sexual, y mucho menos una dirigida con seguridad y actuada con aplomo. Espero que el filme logre encontrar al público que tanto merece tener.


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