La más reciente película de James Mangold, estrenada hoy en Alemania en el marco del 75° Festival Internacional de Cine de Berlín (más conocido como la Berlinale), nos transporta a los momentos clave en la vida del gran Bob Dylan, en su camino hacia la leyenda que conocemos hoy en día. La película cuenta con interpretaciones de la nueva generación de artistas de Hollywood, como Timothée Chalamet, Elle Fanning y Monica Barbaro, acompañados por estrellas consolidadas a lo largo de los años, como Edward Norton.
El largometraje ofrece una mirada al ícono desde una perspectiva de antihéroe, un enfoque que el guionista y crítico Jay Cocks desarrolla con una fineza que refleja sus años de experiencia. Cocks, reconocido por su trabajo en los guiones de Gangs of New York, The Age of Innocence y mi favorita, The Silence, ha colaborado estrechamente con Martin Scorsese en varias ocasiones. También ha trabajado con directores como Kathryn Bigelow e Irwin Winkler, lo que evidencia su capacidad para dar forma a un Dylan distinto, con el que el espectador logra empatizar en su búsqueda de libertad.

La fotografía del film refuerza esta visión: aunque vemos a Dylan alcanzando metas con las que muchos soñarían, la puesta en escena siempre marca una distancia. Siempre hay algo más que el personaje interpretado por Timothée Chalamet está observando, y siempre hay alguien que lo está viendo partir. Ya sean intereses amorosos o platónicos, él siempre se está yendo. Es una constante en movimiento, un completo desconocido.
El propio Bob Dylan se reconoce así: como alguien que debe estar en constante movimiento, lo que puede resultar tedioso y autodestructivo para su entorno. Es un hombre aparentemente solitario, que se reinventa constantemente, sin apellido y sin un rumbo preestablecido. Mangold refuerza esta idea a través de su puesta en escena: su Dylan aparece siempre en medios de transporte, sin un hogar fijo, en coches o en su moto, dejando todo atrás una vez más. Quizás la propuesta del largometraje sea precisamente contrastar cómo alguien con una sensibilidad tan intensa puede, al mismo tiempo, ser quien rompe constantemente sus relaciones previas.
El ícono musical, interpretado por Chalamet, nos ofrece esta respuesta al ritmo de los temas más icónicos de Dylan, mientras la audiencia experimenta el placer y el dolor de ver cómo el arte brinda libertad, pero también impone límites a su creador. No es sorpresa que el largometraje se posicione como uno de los favoritos en la carrera previa a los premios Oscar, que se celebrarán dentro de un mes. ¿Será este el año en el que Chalamet se lleve la estatuilla? Quizás ya sea hora de que Hollywood comience a tomarse en serio la validación de los nuevos talentos de la industria.

Deja una respuesta