Festival de Berlín: «Home Sweet Home» (2025, de Frelle Petersen


La nueva película del danés Frelle Petersen atiende a una rutina y el impacto emocional que esta genera a su protagonista. Sofie (Jette Søndergaard) es una nueva empleada en un refugio de ancianos. Lo que aparenta una práctica calmada, metódica y disciplinada, de pronto va manifestando una serie de imprevistos. Home Sweet Home (2025) es un relato que se toma su tiempo para comenzar a ir generando expectativas. A principio, la joven trabajadora es como una pieza no clasificada dentro de este espacio, encontrando su lugar y el ritmo. A eso le sigue su etapa de reconocimiento de las prácticas del oficio o zona de confort. Ya lo que sigue será la fractura a eso que se percibía como un acto sencillo.

Lo importante de este drama es que no satura la dramatización. Esta es una película que no se atreve a puerilizar las implicancias de un oficio exigente y poco valorado como es el cuidado de ancianos con antecedentes clínicos. Se podría decir incluso que Petersen se contiene en crear una hecatombe. Tranquilamente alguna de las situaciones por las que transita Sofie pudo haber alcanzado un problema mayor, capaz algún lío legal. La idea del director es más bien percibir cómo el estado de vulneración de la cuidadora va acrecentándose a medida que va pasando los días. Este es un retrato con mucha empatía emocional.

Al margen de ello, hay algo más a lo que presta atención esta trama. Existe la Sofie que labora en el lugar de descanso para ancianos y luego la Sofie que es madre divorciada. Nuevamente, es un rol del que Peterson no pretende explotar y mucho menos sofocar a su protagonista. A medida que la mujer va sobrellevando sus conflictos laborales, su estado de ánimo involuntariamente va creando impases hacia su hija, lo que acrecienta su pesar anímico y cansancio físico. Es lo que es. Habitualmente se piensa que los problemas de casa se dejan en casa para cuando ingresas a tu ámbito laboral, y viceversa. Obviamente, es una pauta radical que no tiene derecho a generalizarse ante la diversidad de personalidades que existen. Dicho esto, el título de Home Sweet Home se perfila como irónico. Consecuencia del egoísmo —porque ese es el germen de sus problemas— es que una mujer de pronto no comienza a reconocer esa fantasía del “dulce hogar” en su propia casa como en las inmediaciones que en teoría debería de ser un lugar apacible para las personas mayores. A propósito, es que surge una ampliación al radio de la empatía. La película de Frelle Petersen no se reduce a identificar el bajón anímico de su protagonista. Están también los ancianos. Hasta cierto punto, su película reconoce en la labor de Sofie como el de una captora de testimonios sobre el abandono. La última secuencia de Home Sweet Home nos recuerda que, si bien Sofie comienza a reconocer una recuperación, esto no se replicará en las otras víctimas del egoísmo.


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