[Crítica] «Kayara» (2025), una irregular aventura animada nacional


Kayara, una coproducción entre Perú y España, es la más reciente película animada producida por Tunche Films, quienes hace unos años estrenaron la respetable Ainbo. De hecho, esta nueva cinta sigue la misma línea de aquella propuesta, esta vez llevándose a cabo no en la Amazonía —al menos no totalmente—, sino más bien en la sierra peruana, durante los últimos años del Imperio Inca, pero igual tratando de transmitir un mensaje importante y empoderador a través de una historia centrada en una joven protagonista. Lo que funcionó más o menos bien la primera vez, sin embargo, no resulta igual de satisfactorio en esta segunda oportunidad, lo cual termina por convertir a Kayara en una experiencia de buenas intenciones pero frustrante e irregular.

Los primeros minutos de la cinta se llevan a cabo cuando la protagonista del título es una niña pequeña. En dicho prólogo la vemos interactuando con su padre y haciéndose amiga del pequeño Paullu, el hijo del inca. Es aquí, también, donde nos enteramos que Kayara sueña con convertirse en una chasqui (mensajera), la más rápida de todas, cosa que aparentemente le será imposible porque, según la ley, únicamente los hombres pueden tener aquel importante trabajo.

Luego de un salto temporal de seis años, vemos a una adolescente Kayara (voz de María Pía Copello) enterándose de la muerte del inca, lo cual, lógicamente, convierte a su mejor amigo Paullu en el nuevo gobernante. Es en su ceremonia de inauguración que este último anuncia un concurso —una carrera— para elegir a la nueva generación de chasquis, y aunque Kayara no puede participar por ser mujer, igual decide hacerlo, escondiéndose detrás de una máscara ceremonial. Y para sorpresa de nadie, la chica gana, lo cual no le hace gracia al consejero del inca, Villa Oma (voz de José Peláez). Este último, de hecho, se empecina en hacer cualquier cosa por detener a la chica, incluso poniendo en peligro al mismísimo inca.

Si han visto cualquier película animada o de aventuras inspirada en «El viaje del héroe» de Joseph Campbell, con un (o una) protagonista de gran destino, que tiene que salvar a su familia, amigos, tierra, país o mundo, sabrán exactamente qué esperar de Kayara. El filme obviamente tiene la ventaja de llevarse a cabo en un contexto andino, que no se ve con mucha frecuencia en el cine animado occidental (fuera de algo como Las locuras del emperador, de Disney), pero aparte de eso, no hay un solo hueso original en esta producción. La historia se lleva a cabo tal y como cualquier espectador medianamente experimentado se podría imaginar, incapaz de incluir cualquier sorpresa o giro narrativo interesante.

Lo cual es una pena, porque la premisa de Kayara no carece de potencial. Tener a una chica que quiere convertirse en chasqui —los mensajeros corredores del Imperio Inca— podría haber traído consigo ciertos elementos narrativos interesantes, y sí, la película al menos intenta transmitir mensajes relacionados al empoderamiento, la importancia de diferenciarse del resto, y creer en los sueños. Pero nada de eso está particularmente bien desarrollado; este es el tipo de filme que se centra más en La Trama™ que en los temas que podrían enriquecerla, careciendo, además, de cualquier línea narrativa emocionalmente potente. Admito haber llorado con múltiples películas animadas en los últimos años —recientemente, con filmes como Mi amigo el robot o Memorias de un caracol. Kayara, lamentablemente, no me hizo sentir nada.

Lo cual resulta curioso, porque los guionistas Brian Cleveland, Jason Cleveland y el peruano César Zelada (ese último también es director del film, junto al alemán Dirk Hampel) podrían haberse agarrado de varios elementos para enfatizar el aspecto emocional de la historia. Poco hacen, por ejemplo, con la relación entre Kayara y su padre, manteniendo a ambos personajes alejados durante la mayor parte de la película. Y lo mismo se puede decir de la amistad entre Kayara y el ahora inca Paullu; sabemos que son mejores amigos porque la película nos lo dice, pero como el segundo se queda enfermo en cama durante la mayor parte del filme, nunca logra mostrarlo. La cinta termina abusando de explicaciones, cuando lo más lógico —y potencialmente enternecedor— hubiese sido mostrarnos la forma en que sus personajes principales se relacionan.

Ahora, no quiero sonar demasiado negativo, porque tampoco es que Kayara sea un desastre absoluto. Visualmente, se trata de lo más ambicioso que se haya hecho en nuestro país, aunque el producto final se pueda sentir algo inconsistente. Me gustaron los diseños de personajes —especialmente la heroína, quien luce tanto fuerte como adorable—, y el filme muestra algunas locaciones bastante impresionantes. Además, simulaciones como el agua de los ríos lucen sorprendentemente realistas. Pero por otro lado, la película abusa de animaciones acartonadas o robóticas, fondos de poco detalle, y un manejo bastante tieso de sus movimientos (virtuales) de cámara. Nadie va a confundir a Kayara con una producción multimillonaria, pero a la vez, luce lo suficientemente bien como para resultar en una experiencia agradable en la pantalla grande.

No obstante, el mayor pecado que la película comete está relacionado al ritmo. En pocas palabras, Kayara no está muy bien editada que digamos, careciendo de una palpable sensación de paso del tiempo. El primer salto temporal —de seis años—, por ejemplo, llega rápido y furioso, y hasta podría confundir a algunos espectadores pequeños por lo repentino que es. La película cuenta, además, con varias transiciones súbitas entre escenas que se hubiesen beneficiado de planos de establecimiento o imágenes aéreas transicionales, y hasta hay un par de cortos fundidos a negro que resultan más frustrantes que otra cosa. Al final, la película se siente como una experiencia carente de energía, que no logra desarrollar tensión o poner a su protagonista en verdaderos aprietos, dejándola atrapada en una historia letárgica, que no es ofensiva ni horrible, pero sí bastante tediosa.

Me da pena, porque fui a ver Kayara muy emocionado. Estaba emocionado por ver lo que la productora de Ainbo iría a hacer cuatro años después, y por ver una película animada peruana que, al menos en los tráilers, lucía apropiadamente épica y emocionante. Y sí, el producto final no carece de elementos de interés; la premisa tiene harto potencial, hay escenas individuales bastante entretenidas, resulta fácil empatizar con la protagonista (la actuación de voz de María Pía Copello es sólida), y algunas imágenes están impresionantemente compuestas. Pero en general, Kayara no convence debido a lo genérica que es la historia que nos cuenta, centrándose en un «Viaje del héroe» (o de la heroína) completamente previsible y tedioso. Puede que este film entretenga a los miembros más pequeños de la casa (probablemente a los de ocho años o menos), pero los demás probablemente quedarán igual de decepcionados que vuestro servidor.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *