La depresión es un serio problema de salud pública mundial, que afecta a millones de personas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2019 fueron 280 millones de personas las afectadas por depresión en todo el planeta. Por ello, lo que vemos en el conmovedor largometraje franco-británico The Son (El hijo, 2022), que dirige el francés Florian Zeller, es uno de los muchos ejemplos de los extremos a los que puede llevar una depresión severa entre los jóvenes. No es una película fácil de ver, por la constante tensión que hay entre los personajes, pero si el espectador es padre o madre de familia el impacto emocional será el triple. Sin embargo, a pesar de la dureza del tema tratado, resulta importante y necesario que el cine lo plantee al público.
Este drama reúne a un excelente reparto: el australiano Hugh Jackman (en la mejor actuación que yo le recuerde y por la que fue nominado al Globo de Oro) como Peter Miller, un reconocido abogado y padre del protagonista. También destaca la estadounidense Laura Dern como Kate, la primera esposa de Peter y madre del joven, transmitiendo en su interpretación toda la ternura y la preocupación constante hacia su hijo. Por su parte, la británica Vanessa Kirby es Beth, la segunda esposa de Peter y la madre de su pequeño segundo hijo. Ella desarrolla muy bien la desconfianza que proyecta su personaje. Además, actúa el británico Anthony Hopkins como el desagradable abuelo del protagonista, ya que se burla de su hijo Peter y no demuestra ninguna empatía por los problemas de salud mental de su nieto. Finalmente, está el australiano Zen McGrath como Nicholas Miller, el tímido y sensible hijo de 17 años, sobre quien gira el film. Indudablemente, McGrath convence con la inseguridad y los miedos permanentes que transmite con sus miradas, gestos y silencios.

Por el lado actoral, el reparto es realmente muy sólido, está lleno de talento (el legendario Anthony Hopkins ganó dos óscares a mejor actor por The Silence of the Lambs y The Father, así como Laura Dern obtuvo el Óscar y el Globo de Oro a mejor actriz por Marriage Story, mientras que Vanessa Kirby fue nominada al Óscar a mejor actriz por Pieces of a Woman y recibió la Copa Volpi en el Festival de Venecia por el mismo papel).
El guion de The Son desarrolla la historia con una intensidad creciente, hasta hacernos sentir que los problemas mentales del joven protagonista (que afectan directamente a sus padres) van aumentando. Los diálogos oscilan entre los de confrontación y los que buscan ayudar a Nicholas. En los minutos finales uno presiente que algo muy fuerte y negativo va a ocurrir, pero se desconoce exactamente qué.
Otro punto interesante del guion son los flashbacks que Peter, el padre, va teniendo cada cierto tiempo. Gracias a ellos nos enteramos de la armonía familiar que reinó en la infancia de Nicholas. También descubrimos que ambos padres adoraban a su hijo y eran cariñosos con él desde que era muy pequeño. Estos flashbacks son los únicos momentos donde aparece una música instrumental muy cálida y agradable.

Casi toda la película se desarrolla en espacios cerrados (el departamento de Peter con su segunda esposa Beth, el restaurante donde se reúnen Peter y Kate, la oficina ejecutiva de Peter en un rascacielos, la clínica donde internan a Nicholas, la casa del insensible abuelo Anthony), lo cual contribuye a que el ambiente sea un poco sofocante para los personajes. Sobre todo, para el agobiado Nicholas. Asimismo, la dirección de fotografía del británico Ben Smithard prioriza una iluminación algo opaca para la mayoría de escenas, coincidiendo con el tono gris de la historia.
Por cierto, la lavadora girando en diversos momentos del film es una metáfora de la mente de Nicholas, que encuentra muy pocos momentos de tranquilidad. Y también puede ser la metáfora de un problema sin salida en el cual están inmersos él y sus padres.
El director Florian Zeller ya había impactado en las salas de cine del mundo gracias a su film The Father (2020), que le hizo merecedor a dos premios Óscar, dos BAFTA y veinte premios más en otros festivales. Al igual que con aquella notable cinta, The Son no deja indiferente al espectador. Nos habla de las relaciones familiares que suelen dejar heridas emocionales, mientras uno crece y pasan cosas tristes que no puede controlar (como la separación o el divorcio de los padres, por ejemplo).
Ya no es posible apreciar la vida igual, tras ver The Son, puesto que contiene una profundidad humana muy grande. Además, es como una advertencia cinematográfica para las madres y los padres, para que estén muy atentos a la salud mental de sus jóvenes hijos. Si ellos sienten que hay un problema muy severo, donde sea necesario recibir ayuda profesional, lo mejor es que recurran de inmediato a un psicólogo o un psiquiatra. Porque, lamentablemente, el puro amor o las buenas intenciones no solucionan, de manera efectiva, los problemas de salud mental, como la depresión.
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