Patricia Bueno: el exorcismo de la abundancia
Desde la cinefilia que latía en parte de su producción, Patricia Bueno ha llegado lentamente a la experiencia cinematográfica. Artista plástica formada en la Escuela de Arte Corriente Alterna, el punto de inflexión de su carrera ocurrió en el proceso de realización de Madeinusa, la sorprendente y polémica opera prima de su hija Claudia Llosa, en la que se encargó de la elaborada concepción visual junto a su colega Susana Torres, con quien ahora prepara una obra inspirada en Vivir su vida, obra maestra de Jean–Luc Godard. Hace unos meses, la artista presentó en una galería limeña, junto a una serie de fotografías alusivas, Tuyo es el reino, un vídeo de notable factura que en pocos minutos aprovecha los códigos plásticos y fílmicos con similar sensibilidad y destreza, en una lectura intimista, alegórica y no carente de ironía del aire viciado que las dictaduras dejan en los espacios públicos y privados, simbólicos y físicos, de las sociedades.
La puesta en escena minuciosa, detallista, deja ver las influencias pero construye un mundo propio, autónomo. En una residencia de lejanos bríos, donde la decadencia y el vacío ya se instalaron, tres figuras femeninas hermanas, solitarias y semiespectrales, con velos, máscaras y maniquíes anexos que funcionan como capas protectoras y aprisionantes a la vez, consumen una cena ataviada por símbolos patrios que también lucen imponentes en las paredes del recinto, como testigos de excepción del deterioro de sus inquilinas. Todo trazado con delicadeza y rigor, en envolventes disolvencias, ángulos y movimientos de cámara, y diálogos de las hermanas, pronunciados por la propia autora. Además, Bueno vuelve a colocar la figura del dictador Manuel Odría en el imaginario peruano, mostrándolo en diálogo con un periodista, en un breve prólogo de imágenes de archivo que encarna simbióticamente la memoria del país respecto de su gobierno y de nuestra historia en general: borrosa, rayada, difusa, con los rasgos distorsionados.
Tuyo es el reino representa al Perú, conjuntamente con una pintura del artista Moico Yaker, en la Bienal de Arte de Venecia, una enorme vitrina artística en la que participan setenta y seis países, inaugurada hace unas horas, ayer domingo 10 de junio, y que se prolongará hasta el 21 de noviembre. Semanas antes de su viaje, Patricia Bueno nos concedió esta entrevista.
Cinefilia al galope
La muestra Tuyo es el reino es una prueba estimulante de cómo se puede revisar creativamente la historia de un país y no necesariamente de manera realista. El vídeo arte es una expresión audiovisual muy particular que, a menudo, tiene poco que ver con el lenguaje cinematográfico. Sin embargo, tu vídeo tiene una apariencia muy fílmica, con sus códigos y leyes. Y no es tu primera obra que muestra una filia muy estrecha con el cine.
Todo fue de una manera gradual, porque me especialicé en Pintura y Escultura, terminé haciendo mi tesis en Corriente Alterna sobre acciones en la calle, y las trabajaba documentándolas con un vídeo casero. La muestra final fue, más que la obra en sí, la documentación de estas acciones. Cuando la miré de manera crítica, me di cuenta de que me gustaba el medio. Fue mi primer acercamiento. Luego hice mi primer vídeo, y sintomáticamente empecé a mirar algunas películas que me habían marcado desde la niñez, como Los pájaros de Alfred Hitchcock, me quedé muy tocada con el tema. Cuando quise tocar un tema específico, quería tocar los estigmas de la mujer, cómo a través del tiempo nos hemos ido liberando pero seguimos atadas, muchas veces con lo doméstico. Quise emular un poco, salvando todas las distancias, esta escena de cuando la protagonista entra al cuarto lleno de pájaros…
Cuando es atacada.
Sí, cuando sube las escaleras, cuando están encerrados, y Rod Taylor está abajo. Entonces pensé en hacer lo mismo, voy a filmarme vestida de niña, con una máscara andina, imitando a una niña, que entra como acurrucando una muñeca en esta jaula inmensa, me grabé siendo atacada por los pájaros, gracias a Dios no estaba expuesta como Tippi Hedren, ja, ja, estaba protegida con una máscara y una capucha negra, primero filmo y voy armando las cosas.
En otra muestra que presenté en la Municipalidad de Miraflores utilicé el discurso de Orson Welles en la radio de La guerra de los mundos, me interesaba la manipulación de los medios, cómo somos sometidos, conseguí todo el discurso, y escogí las partes que me interesaba dijera Welles, es decir manipulé su texto, puse lo que quería que Welles dijera.
¿Ese discurso es la dramatización de la obra?
Así es, pero no con ese fin, simplemente armé una serie de párrafos dichos por Welles, editándolos de cierta manera, era una especie de guiño sobre la manipulación de los medios, pero como imagen tenía una damita de porcelana con un tanque que disparaba. Tiene que ver mucho con eso. Lo cinematográfico ha sido una rama, un inicio para mí, y después yo voy recreando lo que quiero decir.
En los círculos plásticos, donde tú has empezado a generar tu obra, los vídeos son una especie de añadido en un universo propiamente plástico, en cambio en Tuyo es el reino es al revés, la parte central es el vídeo, y hay una serie de siete fotografías que son como anexos al vídeo.
En mis otras obras también. Hay por ahí una especie de vídeo instalación, donde pongo objetos que nos remiten a lo que estamos viendo, una suerte de recreación de la recreación, algo así. El acercamiento no había sido tan cinematográfico, aquí tengo ya el convencimiento de usar esos medios, antes sólo partía de eso pero no los usaba. Recién cuando empiezo a trabajar, junto con Susana Torres, la concepción visual de la película Madeinusa, me encuentro mucho más cerca con esos medios en sí, me enamoro de ellos y pienso qué puedo decir desde mi humilde posición, porque yo no tengo una formación profesional del tema, mi acercamiento es intuitivo, muy riguroso, estudiando cada plano, pero todo muy intuitivo. Con Madeinusa me di cuenta de todo lo que podía aprender.
Tuya es la obra
Lo curioso es que, además de tu acercamiento intuitivo, en cierta forma también, aparte de Susana Torres, lo era el caso de Claudia, porque ella sí tiene formación especializada en cine pero era su primera dirección, su opera prima. ¿Pero cómo es que el soporte visual termina teniendo más peso en Tuyo es el reino, en vez de pinturas, fotografías, esculturas o instalaciones? ¿Has sido consciente de eso?
Con este vídeo sí. En los anteriores había una necesidad muy irracional de acercarme a la obra que yo quería comunicar a través de una cámara filmadora muy casera, incluso me gustaba esa cosa torpe, casi artesanal, porque me convenía para lo que quería decir, porque estaba hablando desde una posición quizás no tan consciente. Hubo un quiebre en mi vida después de Madeinusa, he sentido que el lenguaje con el que mejor me expreso, con el que más fácil puedo comunicar las ideas, es el vídeo, es una cosa rara, ha sido un proceso largo en que he descubierto esto, y no sé cuánto va a durar, porque soy una artista que salta de una forma a otra, nunca he sido muy persistente, primero hice pintura, luego fotografía, de ahí dibujo y después escultura, pero ahora creo que me expreso de una manera muy fluida con la cámara, sé lo que quiero decir de manera más fácil que con una pintura, no sé por qué. Cuando uno mira lo que ha hecho, quiere probar otras cosas.
¿Cómo te inspira el dato del gobierno de Manuel Apolinario Odría?
El tema no empezó a girar alrededor de Odría, fue mi segundo eslabón. El primero fue encontrar los maniquíes, de casualidad, eran unas cabecitas y las llevé a mi taller, suelo hacer ese tipo de recolecciones. Dos meses después fui con mi cámara a grabar el derrumbe de una casa, porque hace tiempo me interesa esa clase de registro, y ahí vi en una esquina, tirados en el piso, unos abrigos de piel raídos y apolillados. Pregunté por ellos y me dijeron que se los iban a llevar, porque ya no servían, me vino a la mente la imagen de los maniquíes, y pedí que me los prestaran y más bien me los regalaron, y me los llevé. El tercer eslabón fue la reflexión de qué nos pasa como país, han transcurrido quince años del último golpe de Estado, y qué se piensa al respecto. ¿Acaso somos un país amnésico? ¿Realmente nos autosilenciamos? ¿Las clases dominantes, las elites políticas, se autosilencian porque les conviene? Tantas preguntas se me venían, como un tanque, que pensé regresar a mi etapa más primaria de referencia histórica con mi país. Yo nací en la época de Odría, y desde que yo recuerde ha habido muchas interrupciones de dictaduras militares. Entonces decidí hablar de eso desde una postura más femenina, cómo era mi acercamiento, cómo veo mi entorno, cómo veo las mujeres que me rodean, que me han rodeado, o que no me han rodeado. Ahí empecé a crear a estas tres hermanas que en realidad son una, como reflejo de este país esquizofrénico, que no se mira al otro, que se silencia, se calla, se agrede, pero que también se cobija.
El referente de Odría es para la mayoría de peruanos un pasado muy lejano, ya casi ajeno, y que por oídas sabemos que un sector de la población lo asocia con el despegue a la modernidad en el Perú, como constructor de las Grandes Unidades Escolares y la remodelación del Estadio Nacional, su época fue la última bonanza de la economía peruana antes de la actual, que no se siente en todas partes pero existe, y previa a una etapa de casi cuarenta años de pobreza y atraso. Entonces, de algún modo, Odría es casi un mito contemporáneo en nuestra historia.
Es como con Fujimori, en muchos ámbitos de la sociedad hay gente que recuerda su época diciendo mira lo que tuvimos y de lo que nos libramos, como el terrorismo. Fujimori nos dejó para aprender que no importa el costo que sea, pero lo importante es que la democracia es lo único que va a enseñarnos. Si estamos acostumbrados a estas interrupciones de dictaduras, retrocedemos veinte pasos, pero si aprendemos de nuestros errores de manera democrática, otro va a ser el registro que tengamos. Pero siempre tenemos estos velos, como los de las mujeres, que van tapando la realidad de la historia y entonces te preguntas qué te va quedando de Odría, cuando olvidamos las barbaridades de Esparza Zañartu, el Montesinos de la época. Entonces, investigando sobre Odría, descubrí que en su gobierno se había hecho la última modificación al Escudo Nacional, de manera completamente unilateral, a través de un Decreto Supremo. La cornucopia aumenta de tamaño y se reduce la vicuña y el árbol de la quina. Esto es el más grande símbolo del atropellamiento, cuando un dictador, porque le da la gana, decide que tus símbolos patrios, con los que los peruanos deben aprender a identificarse, hace que la identificación sea de una manera equivocada: con el oro, con la abundancia. Esto es fantástico, dije.
Y es un símbolo que permanece, como la Constitución fujimorista de 1993. Después de Odría, un gobierno civil pudo haber corregido esa arbitrariedad, pero lo dejó, así como continúa hasta ahora esa Constitución. Pero, ¿cómo conseguiste las imágenes de Odría?
Fue bien difícil conseguirlo, en primer lugar porque era un material fílmico, en esa época no existía el vídeo. Consulté a un amigo que trabaja en un canal de televisión, me comunicó que había un archivo de Odría, hice una solicitud, indicando que lo necesitaba para un fin artístico y me lo dieron, por supuesto muy dañado, pero me interesó que estuviera así, porque no importa lo que se diga en esas imágenes, porque lo queda es el símbolo. Luego, hice un escudo fantasma, apócrifo, en el que la cornucopia ha sido borrada y se ha trasladado a las servilletas, como que se la engullen, se la comen las tres hermanas, símbolo de una clase social llena de prebendas y privilegios que termina esquizoide y autoencerrándose.
Algo que saqué de Woody Allen es que siempre se necesitan tres mujeres o más para crear un conflicto. No es una, ni son dos, siempre son de tres para arriba. En Hannah y sus hermanas, Maridos y esposas, Crímenes y pecados. Tiene que ser un triángulo para crear tensión.
Un referente para el tipo de representación que has hecho es, indudablemente, Luchino Visconti, pero también me hace recordar Los sobrevivientes, un filme notable del cubano Tomás Gutiérrez Alea.
No la he visto.
Tiene un lado surrealista, marca el deterioro de un grupo humano, de una clase social determinada, en una mansión antigua, donde los personajes no se quieren ir, que se parece en algo a El ángel exterminador, de Luis Buñuel, y poco a poco van muriendo o se van matando. ¿Pero qué otros referentes has tenido aparte de Visconti?, a quien dicho sea de paso no has mencionado.
No, es que lo respeto tanto, y me siento tan chiquita respecto de él, que no quiero ni mencionarlo (risas). Me atrevería a mencionar, pero con mucha humildad, El gatopardo, porque el tema es muy parecido, la decadencia de la aristocracia, tengo presente unas tomas largas, escenas memorables.
También podemos citar Grupo de familia.
Sí, pero como te digo con mucha modestia me refiero a Visconti. Más bien puedo decir que uno de mis referentes más próximos es Alejandro Jodorowsky, específicamente en Santa Sangre, en este chico Fénix, que luego de unos años de estar en un hospital psiquiátrico, se convierte en las manos amputadas de la madre, es extraordinaria la simbiosis de la madre y el hijo, y cómo él se libera a través del amor para limar los recuerdos brutales con sus padres. Esta idea de utilizar las manos de otro, de manipular y al mismo tiempo ser manipulado, pensé que era muy importante para que yo pueda manipular estos maniquíes.
En el vídeo hay algo de esa atmósfera irreal de Santa Sangre, de esos personajes sonambulescos, que parecen estar en un trance hipnótico todo el tiempo, durmientes pero que caminan y hasta son trashumantes. Es muy diverso tu abanico, con el chileno Jodorowsky, el italiano Visconti, un marxista de muy vasta cultura y una procedencia familiar justamente aristocrática, y también me habías mencionado a Kim Ki Duk, el notable cineasta surcoreano.
Sí, son muy disímiles, pero muy universales también. Siempre hablan del alma humana, de esta cosa oscura, de lo que no queremos ver, de lo que no entra en palabras, y ¡esto es cuando hablan!, como en Kim Ki Duk, que en sus películas, especialmente Hierro 3, que es una joya, casi no hay palabras, donde la acción es un ritual. No puedo dejar de ver muchas veces a Kim Ki Duk para captar algo del alma de este ritual pero visto desde una óptica femenina.
Estos cineastas, Visconti, Jodorowsky y Kim Ki Duk, tienen en común el manejo de cómo los fantasmas rodean a las personas, de cómo están presentes, afectando su vida, influyendo en distintas etapas de su vida y amenazando su futuro, su bienestar y hasta su supervivencia. Los tres elaboran una poesía del deterioro, y eso se conecta con lo que tú has hecho.
No lo había conceptualizado así, pero siempre me he inclinado por el lado oscuro, el deterioro, lo macabro, lo perverso, por ese lado que me gusta hurgar y no me da miedo, me gusta ver películas así, no me gusta hurgar en la felicidad, en el lado bonito de la vida, como si no lo entendiera.
Suerte en Venecia
Háblanos de la Bienal de Venecia.
Voy a participar sólo con el vídeo, sin las fotografías. Fue elegido de manera fortuita, porque un curador español que hace tres años está haciendo en Europa exposiciones iberoamericanas de mujeres, llamadas Miradas de mujer, incluyó mis vídeos anteriores. En noviembre del 2006, en Valencia, España, pasó por ahí Irma Aristizábal, curadora de la Bienal, vio mi vídeo y me escribió, preguntándome si tenía algún vídeo actual que podía ver. Le mandé Tuyo es el reino, en una versión todavía no definitiva, me dijo que apostaba por él y luego un comité de escuelas de arte evaluó las propuestas y escogieron obras de dos artistas peruanos, Moico Yaker en pintura y a mí en vídeo.
¿En qué días se desarrollará la Bienal?
Arranca el 10 de junio y se prolonga hasta noviembre, es muy larga, son 800 artistas que viajan de todo el mundo, es un encuentro que nunca me hubiese imaginado, creo que voy a aprender muchísimo, va a haber pintura, fotografía, instalaciones, vídeos, una gama infinita de expresiones artísticas. Para mí las fechas claves son del 11 al 30 de junio, en esas fechas se verá mi vídeo.
Supongo que en todo este proceso no hay participación estatal alguna.
No, para nada, somos el único país que no auspicia a sus artistas en la Bienal. El único. Incluso Moico y yo buscamos el auspicio de Promperú, y nos contestaron que ambas obras no se ajustaban al canon turístico, ja, ja, ja.
Claro, ver un escudo peruano incompleto, sin la cornucopia en su sitio, y además puesto en las servilletas, en una mesa, puede ser chocante para Promperú, ja, ja.
Fue una locura, pero quisimos hacer el intento.
Inclusive, casi era un riesgo, ja, ja, ja. Bueno, adelántanos algo de tu siguiente proyecto vinculado con el cine.
Sí, Luis Lama y Armando Williams nos han convocado para trabajar en una exposición colectiva sobre el cineasta Jean–Luc Godard. Es en julio, en la Municipalidad de Miraflores. Con Susana Torres, que es una de las hermanas de mi vídeo, hemos elegido la película Vivir su vida.
Nada menos. Ya tendremos ocasión para hablar de eso.
Entrevista y edición: Gabriel Quispe
Fotos: Mary Panta
Lima, abril de 2007
3 respuestas a “Entrevista a Patricia Bueno”
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