[Crítica] Festival de Trujillo: Pasaje de ida / Conexión: Huachuma

Conexion-Huachuma

Dos cortometrajes que narran historias de personas haciendo un trayecto físico y personal. En Pasaje de ida (2020), vivencias específicas de Rafael Castrillón lo perfilan como un personaje que disemina anécdotas memorables que de paso hacen un panorama de las fantasías y fantasmas de la Lima de ayer y hoy. El director Víctor Mendívil convierte a su personaje en foco de interés fruto de sus datos biográficos que van esquematizando el imaginario del emprendimiento peruano. Si en Estado Unidos existe el “sueño americano”, aquí Castrillón refleja el equivalente “sueño peruano”, siendo él humilde carpintero artesanal que comenzó a ver florecer su pasión debido al atractivo que provocaron algunos de sus juguetes que vendía ambulatoriamente décadas atrás en las calles limeñas. Es el retrato optimista y celebratorio de este documental. Pero está también el retrato adverso e infame. Castrillón en un pasado fue también promesa de un deporte que lo llevó a reconocer laureles a nivel nacional, el cual se le “arrebató” producto de los complejos de un escenario racista. Pasajes de ida es el tránsito de las idas y las venidas de un personaje que, en efecto, ha tenido que lidiar con esos desniveles que no redujeron sus principios. Este además es una película sobre el fortalecimiento de una identidad, no solo de un oficio, sino también racial.

Un trayecto o viaje, esta vez de un plano emocional, es el que emprende la directora alemana-trujillana Karoline Pelikan en su cortometraje Conexión: Huachuma (2020). Un punto particular de este filme es que lo que en principio figura como un proyecto fascinado por lo que representa un personaje, termina derivándose a la búsqueda de una reparación íntima. El viaje y retorno a Marcahuasi para Pelikan está más allá de crear un proyecto fílmico. Estamos ante una película en donde la directora está transitando un luto. Es en razón a ese bloqueo emocional que la autora asiste o se siente curiosa por esos métodos o rutinas que podrían lograr a ayudarla a sobrellevar o sanar esa etapa fatídica. Es así como la figura de un curandero y la terapia de la huachuma se perfilan como esa experiencia que le ayudaría a evacuar su desconsuelo. Conexión: Huachuma establece de esa manera un vínculo entre lo terrenal y lo espiritual, la condición existencial con el conocimiento místico, a propósito del compromiso de Pelikan por conocer y probar ese ritual que podría ayudarla a reconectarla con sus seres queridos. Ante esa situación, se gesta también el desencuentro entre un sujeto ajeno a un saber y ese conocimiento que se figura como supremo. Por último, no deja de ser además un registro etnográfico, dado que tenemos a representante que preserva una cultura o tradición que implica toda una gama de conocimientos propios de un territorio específico.

Podrán ver estas películas, de manera gratuita del 11 al 17 de octubre, en el sitio web del Festival de Cine de Trujillo.


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